En su nueva instalación, In orbit, Tomás Saraceno suspendió media docena de esferas de PVC a 25 metros de altura bajo la cúpula de vidrio del museo K21 Ständehaus en Dusseldorf.

Como en sus piezas previas, los visitantes tienen acceso a esas esferas y pueden desplazarse de unas a otras para experimentar la altura y la movilidad de la estructura. El movimiento de cada persona genera respuestas en el resto de la instalación, que funciona como una red de resonancias y comunicación sincrónica. Entre mayor sea la cantidad de gente que explora la pieza de forma simultánea, mayor es la tensión de los cables de acero y la interacción entre la estructura y los visitantes.

Saraceno habla, incluso, de una nueva forma de comunicación híbrida. Intuir la forma y la distancia del contexto mediante la vibración es un ejemplo de esta forma de comunicar. Por supuesto, el impacto visual de un entorno en el que todos parecen flotar —con el aparente riesgo de caer— también contribuye al aspecto más emocional de esta comunicación.

La pieza, que tardó tres años en desarrollarse en colaboración con ingenieros, arquitectos y biólogos, es la más compleja que el artista ha llevado a cabo. Saraceno estudió varias especies de arañas y los métodos que utilizan para tejer sus telas y extrajo ideas para incorporar su resistencia, su belleza y su funcionalidad en su obra. El resultado es un entorno de apariencia ligera, a pesar de que la red que da soporte pesa tres toneladas y las esferas pesan 300 kilos. De forma menos evidente, la pieza también hace referencia a creadores como Julio Verne y Buckminster Fuller.

Como muchas de sus piezas recientes, In orbit es parte de un proyecto utópico de gran magnitud: una ciudad flotante y socialista que lleva por nombre Air Port-City. En el video de arriba, escucha al propio Saraceno hablar de su visión para esta ciudad del futuro.

www.tomassaraceno.com

—
[18 de julio de 2013]