Para comprender la Colección de Indumentaria del Museo Nacional de Historia es necesario dejar de lado la vanidad y dejarse llevar por las bellas metáforas que se dirigen hacia el interior de las prendas. Con vanidad, me refiero a la tentadora expectativa de suponer que la única manera de apreciar la indumentaria es a través del ojo de la moda: los nombres de sus creadores, la marca bordada en la etiqueta o las siluetas que impusieron tendencia. ¿En verdad las prendas no comunican algo más?

Hilos de Historia. Colección de indumentaria no es una exposición de moda. Va más allá, hacia las entrañas de las prendas. Trasciende la barrera de lo tangible mediante vestidos, zapatos, joyería y un extenso acervo de piezas antiguas que invitan a imaginar identidades individuales de mujeres y hombres del pasado.

El tema principal es la conservación, un gusto universal que ha permitido conformar un patrimonio colectivo. La colección está integrada por prendas de manufactura significativa, al grado de marcar los actos de sus propietarios.

Una prenda con alma tiene historia, es un objeto que puede ser considerado singular por lo que representó para su dueño. Conservado luego de su vida útil; aún vivo material y esencialmente. Las piezas son la herencia de nuestros antepasados. Cada una, un fragmento de la historia de México. Eso no significa necesariamente que se haya hecho en nuestras tierras, pues algunas provienen de otros países. Pero es en nuestro territorio donde alcanzaron su trascendencia, luego de haber sido adoptadas, usadas y conservadas en él.

La muestra es una alegoría de la manera en que la sociedad ha llevado puesto el mundo, a través de las convenciones y los gustos propios de su tiempo. De manera didáctica, presenta tablas de madera impresas con información relevante respecto a las técnicas empleadas, usos, costumbres, datos históricos y múltiples elementos que permiten ampliar la apreciación de las piezas expuestas, fortaleciendo el acercamiento con el espectador.

Una ventana al pasado nos sensibiliza sobre la conciencia que nuestros antepasados tenían de sí mismos, de sus cuerpos y sus entornos, de las obligaciones rituales y aquellas prácticas que regían sus movimientos.  No sólo se trata de ropa antigua que fue utilizada por personajes emblemáticos. Se trata de las etapas de la vida. De un guardarropa con significado, que más allá de cumplir una función y saciar la sed de consumo, responde a la necesidad más genuina de un ser humano: reflejar su identidad.

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Natalia Lopez se dedica al diseño y producción de diversas marcas de ropa masculina. Además desarrolla proyectos independientes de investigación sobre vertientes de la moda. Actualmente colabora en medios especializados como ITFASHION, Folio y Fashion News.

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[ 27 de abril de 2015]