Tudor mira hacia el pasado con una pieza de relojería cuyo diseño es un homenaje a la historia de la marca. El Heritage Black Bay Bronze, miembro de la línea Heritage Black Bay, es un nuevo modelo dedicado a la práctica del submarinismo, que desde 1954 ha sido fuente de inspiración para Tudor. Su forma y detalles estéticos revelan su herencia: la corona, conocida como Big Crown, es idéntica a la del modelo 7924 de 1958, mientras que las agujas de forma angulosa, conocidas como snowflakes, son un legado de los relojes entregados a la Marina francesa en 1970.

Por su parte, la caja de aleación y la correa le otorgan un efecto visual que hace parecer al objeto como uno que ha navegado durante años por los mares. Con 43 mm de diámetro, la caja presenta una aleación de bronce que recuerda a los navíos antiguos al tiempo que garantiza la formación de una pátina única definida por los hábitos del usuario. La correa está disponible en dos versiones: una inspirada en las correas de la Marina francesa, que se realizaban con elástico reciclado de paracaídas, y otra creada con piel envejecida marrón que le aporta un tono rústico.

Otro de los distintivos de este reloj es su movimiento MT5601, cuyo nombre revela la manufactura Tudor (MT). Con un calibre de alto rendimiento y excelente precisión, ofrece una reserva de marcha de 70 horas. Además, oscila a una frecuencia de 28, 800 alternancias/hora. Una pieza con maquinaria de alta tecnología y diseño icónico.