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Obra en Obra (2016). Cortesía del proyecto
Luis Felipe Ortega, Caja negra (2016). 1a intervención, Obra en Obra. © Andrea Martínez
Luis Felipe Ortega, Caja negra (2016). 1a intervención, Obra en Obra. © Andrea Martínez
Luis Felipe Ortega, Caja negra (2016). 1a intervención, Obra en Obra. © Andrea Martínez
Laureana Toledo, vista de la instalación (2016). 2a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Laureana Toledo, vista de la instalación (2016). 2a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Laureana Toledo, vista de la instalación (2016). 2a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Javier Areán, Excesos criticables (2016). 3a intervención, Obra en Obra. © Onnis Luque
Javier Areán, Excesos criticables (2016). 3a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Javier Areán, Excesos criticables (2016). 3a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Fernando Palomar, ¡Oh erudición! (2016). 4a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Fernando Palomar, ¡Oh erudición! (2016). 4a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Fernando Palomar, ¡Oh erudición! (2016). 4a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Perla Krauze, vista de la instalación (2016). 5a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Perla Krauze, vista de la instalación (2016). 5a intervención, Obra en Obra. © Onnis Luque
Perla Krauze, vista de la instalación (2016). 5a intervención, Obra en Obra. © Onnis Luque
Héctor Falcón, vista de la instalación (2016). 6a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Héctor Falcón, vista de la instalación (2016). 6a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Gonzalo Lebrija, vista de la instalación (2016). 7a intervención, Obra en Obra. © Carlos Muñoz
Gonzalo Lebrija, vista de la instalación (2016). 7a intervención, Obra en Obra. © Carlos Muñoz
Enrique Rosas, Semilla (2016). 8a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Enrique Rosas, Semilla (2016). 8a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Enrique Rosas, Semilla (2016). 8a intervención, Obra en Obra. © Arturo Borjón
Tom Chamberlain, vista de la instalación (2016). 9a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Tom Chamberlain, vista de la instalación (2016). 9a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Tom Chamberlain, vista de la instalación (2016). 9a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Rivelino, vista de la instalación(2016). 10a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Rivelino, vista de la instalación(2016). 10a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Rivelino, vista de la instalación(2016). 10a intervención, Obra en Obra. Cortesía del proyecto
Obra en Obra (2016). Izquierda: cortesía de Obra en Obra; Derecha: © Phoebe Ling
Obra en Obra (2016). © Phoebe Ling
Obra en Obra (2016). © Phoebe Ling
Obra en Obra (2016). © Phoebe Ling

Obra en Obra: reconfigurando procesos y espacios artísticos

15.09.2016

Obra en Obra es un proyecto que descontextualiza el espacio habitual de la obra (de arte) para insertarla en un espacio (arquitectónico). ¿El objetivo? Integrar y diluir procesos y metodologías de disciplinas que en colaboración tienen la capacidad de transformar el lugar que las acoge. Así, la finalidad de este diálogo es revertir procesos y evidenciar confrontaciones conceptuales y técnicas. Las directrices del proyecto son simples: una obra en construcción, diez intervenciones temporales, diez artistas y diez fines de semana.

Los creadores de esta iniciativa son los arquitectos Fernando Tapia, Jimena Hogrebe Rodríguez, María Jaime y Pablo Velázquez Ramírez, quienes vieron la posibilidad de realizar un ejercicio que les remitía a su formación académica y con el que buscaron acercar el arte a un contexto no tradicional —una casa unifamiliar en la etapa final de obra gris— para evidenciar la relación, simple y directa, entre los creadores y los espectadores. La primera edición Obra en Obra se realizó entre el 20 de junio y el 28 de agosto de este año, presentando una intervención cada fin de semana en una casa en obra ubicada en la colonia Condesa de la Ciudad de México, abierta al público y con acceso libre.

Se invitó a diez artistas a crear una obra en una construcción en obra bajo premisas básicas: realizar una intervención efímera; trabajar en los espacios sugeridos; no dañar los muros ni las losas de concreto aparente; utilizar material de construcción encontrado en el lugar siempre que fuera posible; y realizar el montaje en cinco días para ser exhibido durante un fin de semana, cuando los trabajos de construcción se suspendían. Aunque las condiciones espaciales determinaron los tiempos e incluso algunas posibilidades plásticas, la creatividad, pericia y colaboración entre los artistas, constructores, albañiles y maestros de obra propició que Obra en Obra se convirtiera en un proyecto integral.

El criterio para seleccionar a los artistas invitados consistió en que el cuerpo de su trabajo se relacionará directamente con el espacio y que propiciará un diálogo entre la obra plástica y la arquitectónica. Como resultado los artistas que participaron en esta primera edición —Luis Felipe Ortega, Laureana Toledo, Javier Areán, Fernando Palomar, Perla Krauze, Héctor Falcón, Gonzalo Lebrija, Enrique Rosas, Tom Chamberlain y Rivelino— propusieron una forma de explorar la relación entre el arte y la arquitectura que ofrecía “alternativas y posibilidades para mover, mirar y escuchar el mundo desde perspectivas diferentes”. Este aspecto fue esencial pues permitió revalorar lo conocido e imaginar nuevos caminos: “Creemos que es una relación de ida y vuelta donde ambos campos de investigación se nutren de su propia producción”. La ocupación del espacio —arquitectónico— desde el arte, entonces, se planteó como una serie de posibilidades para abordar una misma problemática: “las diez intervenciones son evidencia de distintos tratamientos de un mismo tema y esta multiplicidad de configuraciones aportó características fundamentales que enriquecieron el proyecto”.

¿Qué ofrece Obra en Obra con respecto a otros espacios “tradicionales” de arte? Para el equipo organizador las aportaciones fueron diversas y en distintos ámbitos. En primer lugar, consideran que “existen cuatro factores que hacen de éste un proyecto dinámico y único: la especificidad de la obra arquitectónica, la obra plástica —que le responde directamente—, el público y el tiempo —en el que se modifican las condiciones de intervención conforme la construcción avanza. En este sentido, el reto creativo durante el proceso de trabajo y montaje, de cinco días, fue no sólo para los artistas, sino para los constructores de la obra, quienes tuvieron que seguir trabajando con las intervenciones en proceso. En segundo lugar, los arquitectos identificaron otras posibilidades y relaciones que surgieron al trasladar la circunstancia del arte a otros emplazamientos: al desvincular la obra como objeto de permanencia y de valores materiales y económicos, ésta posibilitó la interacción de diferentes contextos y agentes socioculturales. Finalmente, los factores anteriores dieron lugar a un tercero: el social. “En un ámbito de construcción y en un país como el nuestro, la brecha económica que existe entre el cliente —para quien se construye— y los maestros —quienes construyen—, es tan grande que resulta casi imposible unirlos. Obra en Obra fungió como un catalizador que los relacionó de inmediato, a través del trabajo con las manos y el cuerpo. Sin pretensiones funcionales, intelectuales o económicas. Así, la creación artística se convirtió en una vía para conectar a diversos creadores: los maestros, los artistas y los arquitectos».

Cada una de las piezas planteó sus propios retos de elaboración. El equipo comparte que uno de los más afortunados se dio precisamente en la dinámica de colaboración directa entre maestros y artistas: “los lenguajes y formas de resolver la producción generalmente se contraponían. No sólo por la dinámica de cómo trabajar los materiales en obra, sino también por la visión funcional y estética de cada parte”. Conceptual, estética y técnicamente había dilemas que resolver. Si la intervención de Perla Krauze planteaba dificultades conceptuales en cuanto al uso de algunos materiales en la construcción que debían resolverse técnicamente—tejer una curva de polines con alambrón; las de Rivelino y Lebrija implicaron soluciones técnicas que iban de la mano con cualidades mecánicas, físicas y químicas: ¿Cómo fijar objetos sin dañar muros ni losas? Para la primera se hicieron pruebas con pegamento que no afectarán las superficies y que permitieran fijar soldados de plástico a pisos, muros y techos; y en la segunda los elementos que tenían que ser suspendidos en el aire se ataron a un cable que prevenía cualquier tipo de deterioro.

Como juego de posibilidades, el proyecto propició diferentes maneras de acercarse “no sólo a los espacios, sino también a los oficios y a las personas involucradas dentro de la construcción”. A partir del contexto intervenido —una casa en obra sin protocolos ni restricciones institucionales o curatoriales—, cada artista invitado presentó libremente una pieza acorde a su discurso y agenda.

Obra en Obra es una iniciativa privada, ciudadana y profesional, sin fines de lucro y sin fondos gubernamentales o de empresas privadas. La primera edición del proyecto se logró no sólo gracias a la colaboración entre artistas, maestros y arquitectos; sino también al apoyo que recibieron de fotógrafos que documentaron el proceso y del video promocional y la difusión de las reseñas de cada intervención que hizo Portavoz.

Tras concluir la realización de diez instalaciones, por diez artistas, en diez fines de semana, en una obra en construcción, los arquitectos manifestaron su interés por realizar una publicación con el registro del proceso y de las distintas intervenciones de esta experiencia. Así como la intención de llevar a cabo una segunda edición en 2017: ¿Cuál será la dinámica y cuáles las estrategias para la próxima entrega de Obra en Obra? ¿Cuál el emplazamiento que posibilite nuevos diálogos entre el arte y su contexto? Por el momento, habrá que dar seguimiento al orgánico proceso de trabajo de este colectivo que apuesta por la interacción transdisciplinar desde la intervención de la cotidianidad.

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Obra en Obra está integrado por los arquitectos Fernando Tapia, Jimena Hogrebe Rodríguez, María Jaime y Pablo Velázquez Ramírez.

[14 septiembre 2016]

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