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Still de Blaze, Ethan Hawke, 2018. Tomada de Entertainment Weekly.

Blaze, de Ethan Hawke

Entrevista 28.09.2018

Ximena Hiriart Schyfter

Revista Código entrevistó al director Ethan Hawke, cuyo trabajo se presentará en el Times BFI London Film Festival 2018, a realizarse en octubre.

Este año, el premio a la Excelencia del Festival de Cine de Locarno se otorgó a Ethan Hawke por su talentosa y multifacética carrera dentro del cine estadounidense. Durante más de tres décadas, Hawke se ha establecido como uno de los actores más versátiles de su generación, logrando atravesar varias etapas y estilos de actuación sin verse atrapado por sus papeles más exitosos y taquilleros. En cambio, se ha alejado sistemáticamente de cualquier categorización, adaptando constantemente su enfoque en una variedad de proyectos diferentes. Hizo su debut como director con Chelsea Walls (2001), seguido por la adaptación cinematográfica de su segunda novela The Hottest State (2006), el documental Seymour: An Introduction (2014) y su película más reciente, que también es la más lograda, Blaze.
Inspirada en la vida de Blaze Foley (protagonizada por Ben Dickey) un músico desconocido y leyenda musical del movimiento texano outlaw country. La película Blaze, está bellamente narrada en tres tiempos que corren paralelamente, trenzando diferentes versiones reimaginadas por Ethan Hawk sobre la vida de Foley. La película explora diferentes momentos importantes de su vida: la historia de amor que vivió con Sybil Rosen (coescritora del guión); su última y oscura noche en la tierra (cuando fue asesinado); y el impacto que sus canciones (y su muerte) tuvieron sobre sus fanáticos, amigos y enemigos. La película se presentó por primera vez en el Festival de Cine de Sundance de 2018, donde su actor principal, Ben Dickey, ganó el Premio Especial del Jurado por su actuación.

—¿Que te atrajo a contar la historia de Blaze Foley?
Tuve la idea de hacer la película sobre Blaze Foley un día que escuchaba a mi amigo Ben Dickey cantar la canción «Clay Pigeons», escrita por Blaze. Los dos son de Arkansas y los dos comparten muchos atributos; y pensé que sería un gran rol para Ben. Casi todas las películas que he visto sobre músicos, se centran en músicos reconocidos, de una forma subconsciente esto nos dice que sus vidas son más valiosas que de las otras personas, por que «la hicieron». Yo pasé la mayor parte de mi vida rodeado de artistas y la gran mayoría de ellos no son famosos, por lo que siempre pensé que sería interesante contar la historia de un artista que «no la hizo», pero que continuó creando sin los pro ni los contras de ser «exitoso». En este sentido Blaze Foley era el sujeto perfecto: asesinado en 1989 a los 39 años, al momento de su muerte su música la conocían solo algunos cuantos de sus amigos.

—Tu amor por la música te llevo a interpretar al jazzista Chet Baker (Born to Be Blue, 2015), a dirigir un documental sobre el pianista y compositor Seymour Bernstein (Seymour: An Introduction, 2014), y ahora hacer una película sobre Blaze Foley. Es claro que la música juega un papel principal para tu proceso creativo ¿Como pensaste la construcción de la música para Blaze?
Sabía que quería jugar con el tiempo, también que quería que la película tuviera tres historias lineales, y que usaría la música para entrelazarlas. Siempre me referí a esta película como si fuera un country western opera. Lo que me impresiona de la música es que puede viajar por el tiempo. El más claro ejemplo es Bethoven: su obra ha sido escuchado a lo largo de cientos y cientos de años, millones de personas han sido movidas a lo largo de los tiempos por su música. En la música folclórica o popular también hay un gran legado . A través de las canciones es como compartimos nuestra semejanza con el otro, y compartimos también nuestra individualidad. Una canción tiene el poder de transportarte inmediatamente a un momento importante de tu vida. Las canciones son como cápsulas del tiempo que, para el que las escucha, vinculan el tiempo con las emociones. Así que pensé que sería muy bello si pudiera mostrar primero el pedazo de una canción, enseñar después el día (o momento) cuando esta fue escrita, y luego mostrar la canción entera, cuando fue escuchada una vez que la persona haya muerto. En este sentido, la canción se está moviendo a través del tiempo. Amo eso.

Detrás de cámaras de Blaze, 2018. Tomada de Boston Herald.

—¿Puedes contarnos sobre la colaboración con tu cinematógrafo Steve Cosens, con quien trabajaste también cuando interpretaste a Chet Baker?
El director de la película Born to Be Blue quería que la actuación fuera bastante improvisada, me animaba para que fuera juguetón y que inventara líneas durante la escena, entonces yo estudiaba y leía mucho sobre Chet y tomaba notas. Steve me ayudaba muchísimo en el set porque él percibía cuando yo iba a empezar a improvisar durante la escena, y entonces en vez de decirme no te muevas por aquí porque no hay luz, como hacen comúnmente los fotógrafos, al contrario, se movía conmigo y me hacía sentir muy cómodo. Hubo una escena en particular donde yo me enojaba muchísimo con mi amante en la película, y pensé que, como sorpresa, caminaría hacia el mar. Steve me siguió cuidadosamente con la cámara y se metió hasta el mar conmigo, sus asistentes cargaban los cables para que no se mojaran. Fue genial. Entonces yo sabía que Cosens era un fotógrafo que haría sentir muy cómodos a mis actores a mis actores en escena, y eso era muy importante para mí.

—Blaze sucede en un lugar muy específico de Estados Unidos, ¿consideras que esta película representa lo más auténtico de la cultura estadounidense?
Una de las cosas más bizarras de Estados Unidos es que es un país gigante, el sur tiene una identidad completamente diferente a la del norte. Culturalmente está muy dividido, por eso hubo una guerra civil. Una de las cosas de las que no se habla mucho en Estados Unidos es sobre el «Southern Bohemia». Yo crecí en Austin, Texas, donde hay un gran legado de pensadores radicales, verdaderos libertarios, bohemios, hombres y mujeres salvajes. Quería contar una historia diferente a la que comúnmente se conoce sobre el sur, quería mostrar el otro lado, lo elegante, lo poético, la gente maravillosa que existe por allá como Willie Nelson, un icono, que por ejemplo, maneja su carro con aceite de cacahuate y habla de fumar marihuana encima de la Casa Blanca. Este es un texano real. Yo, tenía ganas de «manejar su carro» por un momento.

Still de Blaze, Ethan Hawke, 2018. Tomada de YouTube.

—En Blaze tienes un papel «fuera de camera»: eres el locutor de radio, pero no apareces en la película. En Seymour sales un par de minutos, en The Hottest State, tienes un papel más grande. ¿Cómo decides cuando salir en tus películas y cuando no?
Mira, intento no hacerlo. No me interesa dirigirme a mí mismo. Existe un nivel de narcisismo que se requiere para dirigirse a sí mismo. Imagínate tener que estar en la sala de edición decidiendo cuál es tu mejor toma, cuándo estás actuando increíble, donde te ves mejor, es insoportable eso para mí. Cuando trabajé con Ben Stiller, en Reality Bites (1994), era medio incómodo actuar con él, porque constantemente corría a ver el monitor. Y tú sabías perfectamente que él nunca escogería la toma donde tú salías mejor [rie]… Él es un gran director y siempre bromeamos sobre eso… La historia del cine está repleta de directores que se dirigen a sí mismos: Orson Welles, Woody Allen, Robert Redford, Spike Lee lo han hecho exitosamente, pero yo no tengo interés en hacer eso.

—Los roles que escoges como actor son impredecibles y las películas que escojas dirigir también, con esto has logrado ser un icono genuino del cine independiente. ¿Cómo aseguras esa libertad para escoger lo que quieres hacer?
A veces es suerte, a veces es diseño, nunca he priorizado hacer dinero, y eso me ha ayudado mucho. Muchas veces, los artistas se equivocan al pensar que hacer dinero es lo mismo que ser exitosos. Ese es el ojo, equivocadamente, con el que la sociedad mide las cosas. Allen Ginsberg, lo máximo que ganó al año fueron 17 mil dólares, y fue el poeta más grande de su generación. Yo trato de hacer películas que yo mismo quisiera ver.

Detrás de cámaras de Blaze, 2018. Tomada de Engadget.

Ximena Hiriart Schyfter

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