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Floating Museum, pabellón temporal en Calumet Park, 2016. Fotografía cortesía del colectivo.

Floating Museum. El papel del museo en la actualidad

Entrevista 24.08.2018

Manuel Guerrero

En esta entrevista con miembros del colectivo Floating Museum se abordan algunas estrategias por medio de las cuales los museos colaboran al entramado social.

Floating Museum es un colectivo de arte y diseño con sede en Chicago. Sus miembros Jeremiah Hulsebos-Spofford, Andrew Schachman, Faheem Majeed y Avery R. Young realizan intervenciones tanto en el espacio público, como en instituciones y galerías.
Actualmente trabajan en colaboración con el Chicago Transit Authority y el Chicago Park District en un proyecto para transformar la Línea Verde del Metro de Chicago en un destino cultural.
El programa, que está compuesto por una serie de exposiciones de sitio específico en las que las historias locales son los ejes temáticos, incluye presentaciones musicales, conferencias y tours guiados por los vecinos de la zona, entre otras actividades.
En esta entrevista, los miembros de Floating Museum, explican cuestiones relacionadas con sus estrategias creativas, el papel de los museos en nuestros tiempos y las expectativas a largo plazo para su iniciativa.

—¿Con qué propósito retoman el concepto de «museo» para el desarrollo de proyectos de arte público?
Cuando formamos Floating Museum, pensamos mucho sobre las formaciones de varios tipos de museos, incluidos gabinetes victorianos de la curiosidad (Wunderkammer) relacionados al colonialismo, museos nacionales del siglo XIX vinculados con la representación de ideas sobre las identidades de estados nacionales y los museos actuales de tipo «cubo blanco», que están conectados de un modo intrincado con el capital y la filantropía. Nos interesa hacer preguntas como ¿cuál podría ser un nuevo modelo para un museo? ¿De qué forma esos modelos pueden estar socialmente comprometidos y orientados con la comunidad? Nuestra estrategia para cada proyecto cambia dependiendo del sitio, la investigación y el tema.
Apropiarse del concepto de museo viene de una posición crítica que cuestiona el papel de estos espacios hoy en día, enfocada en la construcción de una estructura institucional, pero sin un edificio de ladrillo y mortero. El colectivo busca posicionarse como una alternativa viable a lo que Hito Steyerl define como «a museum-as-factory », que es —de manera simultánea—un supermercado, casino, lugar de culto y espacio de trabajo para personal de limpieza y videobloggers por igual.

Floating Museum, vista general de Palais De Tokyo, 2017. Fotografía cortesía del colectivo.

—Durante la presentación de cada proyecto, realizan acciones de performance, actividades educativas, etcétera. Entonces, en su práctica artística, ¿el museo funciona como una especie de detonador para nuevas experiencias?
El arte y los museos existen hoy en un entorno de expansión lleno de negociaciones sociales, estructuras fluidas y espacios de flujos. A menudo, nuestros proyectos tienen componentes de arte visual que actúan como plataformas para performance, conversaciones y comidas.
En definitiva, pensamos en el arte visual como un disparador u oportunidad para nuevas experiencias. En la década de 1960, Joseph Beuys comenzó a articular sus ideas para la «escultura social»: incluyó la actividad humana que se esfuerza por estructurar y dar forma a la sociedad o al medio ambiente. La idea de una escultura social en la fórmula de Beuys propuso estructuras en la sociedad que usan lenguaje, pensamientos, acciones y objetos. Estamos aprovechando esta idea para preguntarnos qué aspecto puede tener un museo social que refleje nuestro momento actual, que se está moviendo de la red modernista a la «nube», las redes y el globalismo.

—¿Cuál creen que es el papel del museo en la actualidad?
Los museos son nuestros «mayordomos culturales», quienes nos proveen de objetos e imágenes, así como de conocimiento e historia. Actualmente, están en una posición difícil si pensamos en su relevancia y la disminución de fondos. Si los museos son una expresión colectiva de lo que un grupo de personas considera importante, Floating Museum experimenta con una perspectiva errante a través de una producción de arte y la museología que cultiva un punto de vista que no es vertiginoso, que no está invertido en un flujo de información descendente y que sí amplía el marco del museo más allá del espacio blanco y homogéneo destinado para la producción artística.

Floating Museum, How to Give Life to a Mountain (Museum of African American History), 2017. Fotografía cortesía del colectivo.

Gran parte de nuestro trabajo es efímero pero a través de él, nos esforzamos en construir redes entre artistas, instituciones, organizaciones y públicos. Estamos trabajando para desarrollar un archivo que documente y proporcione una plataforma para la reflexión. Uno de nuestros objetivos a largo plazo es cambiar el esquema del museo para incluir las infraestructuras urbanas y así repensar la relevancia de las instituciones de ladrillo y mortero en relación con la comunidad.
Con un poco de suerte, podemos pasar de la crítica de Robert Smithson, escrita en Some Void Thoughts on Museums:

Los museos son tumbas, y parece que todo se está convirtiendo en un museo. El arte se instala en una inercia estupenda. El silencio suministra el acorde dominante. Los colores brillantes ocultan el abismo que mantiene unido al museo. Cada sólido es un poco de aire obstruido en el espacio. Las cosas se aplanan y se desvanecen. El museo se extiende por todas partes y se convierte en una colección sin título de generalizaciones que inmovilizan al ojo.

—¿Qué planes a futuro tienen para las obras realizadas por Floating Museum? ¿Permanecerán como archivos fotográficos o en otros medios?
Nuestros proyectos en el espacio público son realizados en un período relativamente corto, que va de un mes a un año. Es una consideración práctica, pero también una estrategia para hacer algo inesperado e inusual, que esté fuera de la tradición de las estatuas de bronce. Es de esperar que las obras provoquen un tipo diferente de atención, lejos de la negociación habitual que las personas establecen con el espacio dado.
Nuestro trabajo también está enfocado en la infraestructura urbana, como parques, transporte público, letreros de calles, etcétera. Procurando transformarla en infraestructura cultural más allá de su condición práctica/recreativa. No estamos en contra de la idea de hacer trabajos perdurables. Nuestras obras breves existen en fotos y videos y estamos empezando a hacer una serie de publicaciones que exploran las particularidades de cada proyecto.

Floating Museum, interior de pabellón temporal en Calumet Park, 2016. Fotografía cortesía del colectivo.

—La desaparición inminente y la posibilidad de ser olvidado parece algo inherente a los motivos de este tipo de intervención pública de arte. Para Floating Museum, ¿es esta una parte crucial, meditada profundamente, de cada proyecto?
Debido a que la cultura implica pasar información de una generación a otra, las actividades del museo —a menudo— conllevan a la diseminación y preservación. Está lleno de memorializaciones, cheques de seguros, administración financiera y, a veces, autocensura. El museo convencional sirve al poder porque depende del capital financiero para su propia supervivencia. Para atraer la filantropía, las instituciones se encuentran bajo constante presión para privilegiar ciertas narrativas sobre otras —igualmente significativas o relevantes. Floating Museum es más efímero como realidad física y opera en espacios no convencionales. Para hacer esto, creamos asociaciones con autoridades municipales, instituciones, comunidades y personas. Las personas que trabajan en el gobierno, en las instituciones y las organizaciones comunitarias generalmente son empáticas o comprensivas con las motivaciones sociales y culturales; por lo regular son artistas, historiadores o curadores. Son abiertos y entusiastas a asociarse para desarrollar modos alternativos.

Floating Museum, vista general de Palais De Tokyo, 2017. Fotografía cortesía del colectivo.

Debido a que la ciudad abierta es nuestro lugar, cada proyecto requiere de la formación de nuevos protocolos, únicos para cada espacio y lugar. Estos protocolos a veces son conmemorados —en términos legales— como contratos, o como modificaciones directas o mejoras de la infraestructura urbana. En ocasiones estos protocolos son más profundos e invitan a nuevas formas de ver o cambiar la percepción de las limitaciones existentes. Es nuestro anhelo que estos cambios puedan ser utilizados por otros en el cumplimiento de su propia agenda —mucho después de que nosotros nos hayamos ido—, y así puedan convertirse en modelos para una participación más completa, más allá de los sitios específicos que hayamos involucrado.
Por esto, nos interesan los momentos en los que el montaje y la recopilación llevan a sorpresas, nuevos momentos de conciencia y nuevas formas de apertura dentro de las redes culturales. El museo puede ser visto como una herramienta de memoria colectiva y gran parte de nuestro trabajo [en Floating Museum] comienza con un deseo de mirar la historia, cuestionar su veracidad y abrir nuevas plataformas de participación.

Manuel Guerrero

Ha participado en más de quince exposiciones colectivas y encuentros de arte sonoro en México, Reino Unido, Japón y España. A la par de la producción artística, ha escrito para más de doce plataformas dedicadas a la reseña y crítica de arte.

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