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C Cúbica Arquitectos, Museo del Niño Tuxtla Gutiérrez, 2017. Fotografía de Jaime Navarro. Cortesía de archdifusión.
C Cúbica Arquitectos, Museo del Niño Tuxtla Gutiérrez, 2017. Fotografía de Jaime Navarro. Cortesía de archdifusión.

Museo del Niño Tuxtla Gutiérrez, por C Cúbica Arquitectos

Destacado 24.07.2018

El despacho C Cúbica Arquitectos construyó el Museo del Niño en Tuxtla Gutiérrez considerando el contexto y al público infantil.

En la actualidad, los planteamientos arquitectónicos para espacios públicos prescinden del elogio a las formas exageradas y de las perspectivas funcionalistas encargadas de hacer un uso del espacio mínimo y compacto —respecto a la cobertura de las necesidades básicas. Si bien esto fue y será el remanente moderno de una solución provisional gestada en la Europa de la posguerra, los procesos de construcción y diseño de la arquitectura superaron esas perspectivas mediante un ejercicio que parecía haber quedado olvidado: observar el lugar en el que la obra será erigida y anteponerse a las posibles experiencias que detonará en los grupos sociales que lo visiten. Escuchar al habitante es crucial para construir espacios significativos.

Esta nueva forma de diseñar es visible en el trabajo realizado por C Cúbica Arquitectos para el Museo del Niño en Tuxtla Gutiérrez, desarrollado por el Gobierno del Estado de Chiapas a través de su Secretaría de Obra Pública y Comunicaciones. Por la solución arquitectónica que se puede contemplar, el proyecto mostró un reto desde el inicio —derivado del rango de edad de su usuario objetivo— y una pregunta importante para la firma: ¿cómo se puede construir para el público infantil, cuando la mayoría de los espacios están pensados para ser habitados y recorridos por adultos?

C Cúbica Arquitectos, Museo del Niño Tuxtla Gutiérrez, 2017. Fotografía de Jaime Navarro. Cortesía de archdifusión.

Ligado a la cuestión previa, uno de los aspectos a destacar en el Museo del Niño Tuxtla Gutiérrez es la apuesta por la edificación de un espacio para los visitantes infantiles de manera regional, en el que todos los contenidos y material didáctico disponible —entre otros dispositivos de aprendizaje— están ligados a la dinámica cultural del estado.

Sobre la composición formal de la arquitectura del museo, la estructura alude a la orografía de Chiapas, caracterizada por las elevaciones y valles que se advierten en el paisaje, particularmente en el Cañón del Sumidero —uno de los lugares más emblemáticos del estado. Un juego de planos irregulares, realizado con lámina de metal desplegado y piedra laja de la región, conforma los pliegues en la fachada y traza una línea que dirige la vista hacia las cadenas montañosas en el horizonte. A propósito de la estructura, es pertinente señalar que el proyecto museístico está enfocado en emplear ecológicamente los distintos tipos de recursos necesarios para su funcionamiento: la presencia de tecnologías de captación pluvial y el diseño de fachada doble que presenta el museo —el cual funciona como protección solar, fuente de iluminación y ventilación natural— reducen considerablemente su consumo energético.

C Cúbica Arquitectos, Museo del Niño Tuxtla Gutiérrez, 2017. Fotografía de Jaime Navarro. Cortesía de archdifusión.

Respecto al interior del edificio, las instalaciones están distribuidas para dar lugar a talleres, presentaciones escénicas y —especialmente— exposiciones, cuyas salas fueron adoptadas por las secretarías de gobierno del estado para así garantizar el mantenimiento de los contenidos expositivos en las salas y el programa de actividades. Dos niveles organizan el espacio en forma de «U» que en el centro del terreno aloja un área libre para el esparcimiento lúdico de los visitantes, así como el desarrollo de dinámicas comunitarias.

C Cúbica Arquitectos, Museo del Niño Tuxtla Gutiérrez, 2017. Fotografía de Jaime Navarro. Cortesía de archdifusión.

En suma, el Museo del Niño Tuxtla Gutiérrez tiene como principal meta introducir al público infantil en la apreciación de las características geográficas, culturales y del ecosistema de la región; algo que recuerda a otros proyectos realizados en México, como el rediseño para la sala «Niños Conarte» del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, hecho por la firma Anagrama en el 2015, que también recurrió a las cualidades orográficas del norte del país para ambientar el interior de la biblioteca. Con esto, queda claro el interés por dirigir la atención de los ciudadanos más jóvenes hacia el espacio que los rodea.

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C Cúbica Arquitectos, Museo del Niño Tuxtla Gutiérrez, 2017. Fotografía de Jaime Navarro. Cortesía de archdifusión.

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