El cine mexicano ha sufrido varias transformaciones en el siglo XXI. En el año 2000, Amores perros significó un giro de rumbo importante pues tras años de crisis profundas en la creación cinematográfica la ópera prima de Alejandro González Iñárritu se convirtió en señal de que el cine mexicano podía recuperar nivel después de haberse alejado de su público y del mundo en los años 90 (en 1995 México produjo solamente 14 películas).

Más importante aún, la película también puede ser citada como fuente de inspiración para nuevas generaciones que comenzaban a ver cine, futuros cineastas que descubrieron sus ganas de contar historias en el fondo y la forma de la película (entre otras, claro).

A partir de ahí el cine mexicano pasó por momentos contemplativos, de experimentaciones narrativas, de rupturas e incluso ha visto el renacimiento de su cine más comercial y popular. Hoy un nutrido grupo de cineastas forman parte de un empuje que hacía años no se manifestaba de forma tan sólida y con resultados tan importantes tanto en su paso por festivales nacionales e internacionales como en la respuesta del público mexicano. No son una generación pero han dejado claro que entre ellos hay un interés real por lo que ocurre en México y una necesidad vital de plasmarlo y comentarlo en busca de una transformación. Por si eso fuera poco, este grupo de creadores y creadoras cuentan con voz autoral y la ejercitan sin impostarla, sin desfigurar innecesariamente la narrativa y sobre todo, con congruencia y poder.

Estas son 10 promesas dentro de la cinematografía mexicana. El orden es alfabético.

 

—Natalia Beristáin (Ciudad de México, 1981)

Una de las autoras más sólidas del cine mexicano ha dejado claro que desarrollará temas importantes, con enfoque y con un manejo real del lenguaje cinematográfico. Directora de casting y escritora, es responsable de las bombas conocidas como No quiero dormir sola (2012) y Los adioses (2017), que compitió en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) de 2016.

 

—Sofía Carrillo (Guadalajara, 1980)

Directora, productora, escritora y directora de arte, Sofía Carrillo es uno de los ojos más adelantados en el mundo de la animación mexicana. Sus historias [Cerulia (2017), La casa triste (2013) y Vértigo (2004), entre otras), contenidas hasta ahora en nueve cortometrajes, se han convertido en voces de vanguardia en el hoy revitalizado mundo de la animación mexicana y, claro, su sello vital se siente en cada una de esas historias.

 

—Isaac Cherem

Productor, escritor y director. Su ópera prima Leona (2018), que compitió en el FICM 2018, representó una invitación a reconciliarnos con las historias personales sin necesidad de aplicar opresión o crueldad a los personajes. La película ha tenido magnífica respuesta en festivales del mundo aunque aún espera su estreno nacional.

 

—Alejandra Márquez Abella (San Luis Potosí, 1982)

Directora de los largometrajes Semana Santa (2015) y Las niñas bien (2018) En este segundo filme —que compitió en el Festival Internacional de Cine de Morelia de 2018—logró apropiarse del proyecto para hacerlo exitoso dentro y fuera del país sin comprometer la forma ni el fondo que a ella le interesaba: uno crítico con la sociedad mexicana y a muchos de sus vicios cimentado en un bien desarrollado lenguaje audiovisual.

 

—Fernando Frías (Ciudad de México, 1985)

Escritor y productor. Su ópera prima Rezeta (2012) era un viaje interno y externo en el que el machismo y sus consecuencias eran analizados y señalados en una historia incluso retadora. Ya no estoy aquí (2019), su segunda película, repite esos viajes con temas igual de importantes pero diferentes (la migración y la contracultura) y acaba de ganar el premio del Público y el de Mejor Película en el FICM 2019.

 

—Betzabé García (Mazatlán, 1990)

Su documental Los reyes del pueblo que no existe (2015) ganó en el FICM 2015 y le dio la vuelta al mundo, una postura crítica a la violencia desatada a partir de la guerra contra el narco envuelta en una historia cálida y tersa en su crueldad. A ello hay que sumar Unsilenced (2015) y La chica con dos cabezas (2018) cortos documentales brillantes y muy pertinentes (el primero habla sobre la resiliencia, el segundo sobre el cuerpo femenino).

 

—Ehécatl García (Ciudad de México, 1981)

Su ópera prima Cría puercos (2018) fue escrita por él mismo, una sutil historia sobre el envejecimiento, sobre duelos y descubrimientos internos y en la que se deja ver ya un despertar de estilo fino y claro y una calidez indispensable para hablarle cara a cara al público mexicano.

 

—Tania Hernández Velasco (Ciudad de México, 1989)

Su documental Titixe (2018) ha triunfado en todos aquellos festivales en los que muestra con un ojo certero y con rigor esta historia de familia, del campo mexicano, de pérdidas y de despedidas. En él están presentes inspiración y discurso y Tania se encargó de la producción, el guion, la fotografía, la edición y la dirección.

 

—Carlos Lenin (Monterrey, 1983)

Escritor y editor. Su ópera prima La Paloma y el Lobo (2019), en competencia en el FICM 2019), es la traducción de ideas críticas y certeras a un lenguaje cinematográfico deslumbrante y musculoso. Si esa unión se mantiene podemos tener aquí a una de las promesas más interesantes del cine mexicano.

 

—Joaquín del Paso (Ciudad de México, 1986)

Productor, escritor, fotógrafo y director. Su ópera prima Maquinaria panamericana (2016) demostró de su parte un filo indispensable en quien quiera contar historias, un entendimiento de la realidad puesto en pantalla con pulso y con mensaje, el de quien quiere corregir la sociedad en la que vive sin dejar de enamorarse malignamente de ella.

 

Tampoco hay que perderle la pista a Sergio Goyri Jr., Joseduardo Giordano, Federico Cecchetti, Axel Muñoz Barba, Jimena Montemayor, Sofía Gómez Córdova y Lila Avilés —cuya película La camarista, busca para México los premios Goya a Mejor Película Iberoamericana y Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa.

Erick Estrada