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Consultas al Dr. Estético: Hamparte… otra vez, legitimación y escuelas malas

Columna 23.10.2019

Pablo Helguera

Después de una larga espera, Pablo Helguera regresa en la figura del Dr. Estético para responder nuestras dudas sobre arte contemporáneo.

—Legitimación en duda

Dr. Estético:

Hace poco leí a Brenda Caro decir que «los museos de nuestro país han dejado de ser agentes principales de legitimación artística y cultural».

¿Qué opina usted de esto? ¿Quién o quiénes legitiman hoy a los artistas?

 

Obras de Arte Comentadas

 

Estimadas OAC:

El proceso de legitimación de un artista es complejo y no siempre depende de su presencia o inclusión en un museo. Dada la diversificación de formas de comunicación, así como la cantidad de escenas del arte que hay en el mundo, el peso que tiene un museo en particular es relativo. Esto quiere decir que, incluso, recibir una exposición individual en un museo de gran prestigio no tiene quizás el mismo impacto que el que tenía hace medio siglo, cuando las escenas artísticas eran más pequeñas. Por otra parte, hay muchos artistas hoy en día que adquieren influencia por otras vías externas al museo, por ejemplo a través de las redes sociales. Aún así, los museos continúan siendo espacios que contribuyen a consagrar a los artistas y a afirmar o corroborar el estatus que estos han adquirido en el mundo del arte.

Dr. Estético Octubre.

Pablo Helguera, de la serie Artoons. Cortesía del artista.

—¿Escuelas malas o malos estudiantes?

Querido Dr. Estético:

¿Qué tan benéficas o perjudiciales son las escuelas de arte —o los programas de estudios en artes en general— para el desarrollo profesional de los artistas?

Mi mejor amiga estudió artes visuales en la UNAM y constantemente menciona que hay una disociación muy fuerte entre lo que le enseñaron ahí y lo que se necesita para construir una carrera en ese medio.

 

De antemano, muchas gracias por su respuesta.

A.R.

 

Estimada A.R.:

Las escuelas de arte tradicionalmente están orientadas a enseñar los varios aspectos técnicos, históricos y conceptuales de las disciplinas del arte (fotografía, pintura, performance, etcétera) mientras que rara vez le ofrecen al estudiante las herramientas prácticas para navegar el mundo del arte a nivel profesional (como conseguir representación en una galería, obtener becas, relacionarse con coleccionistas, curadores…).  Este aspecto se suele aprender de manera informal, al estar uno expuesto al mundo del arte y comenzar a entender y utilizar sus códigos.

Algunas escuelas de arte ofrecen cursos específicamente dedicados a la tarea de vivir profesionalmente como artista, pero este aspecto casi se trata como algo extracurricular. Dicho sea de paso, aquellos que enseñan arte en las escuelas no suelen ser artistas con una gran presencia en el mercado del arte (y viceversa: aquellos artistas que se desempeñan en el mundo de las galerías y las ferias no suelen ser profesores de arte).

Algo que se debe considerar es que el tipo de comunidad que uno encuentra como estudiante en la escuela de arte puede constituir una base para la carrera profesional. Es decir, la generación de colegas con la que uno convive en esos años (algunos de nosotros los llamamos «compañeros de viaje») son personas que posteriormente ocuparán distintos lugares en el medio artístico y que se pueden ayudar unos a los otros a apoyar sus ideas e iniciativas.

Por supuesto hay artistas, en el molde de Warhol, por ejemplo, para quienes el proceso de autopromoción era parte integral de su propuesta artística. Pero enseñar este tipo de estrategias como fórmula académica no suele tener éxito, a menos que uno tenga como objetivo el producir cientos de Warhols mediocres. 

Dr. Estético Octubre.

Pablo Helguera, de la serie Artoons. Cortesía del artista.

 

—Hamparte, otra vez

¡Waow! Anoche vi a Antonio García Villarán y hoy [leo el comentario que sobre el tema hizo en su columna]. Por mi propia [salud], [fui a ver] algunas obras de Lucian Freud.

[El comentario que hizo en la columnas sobre] E=mc21 es profundamente perverso, y usted lo sabe. Parece que mi gato ha traído pulgas a la casa. Retournons sur le plancher des vaches!2 Shouldn’t we?

Marie Woodbridge 

 

Estimada Marie:

Muchas gracias por su comentario. Lamento que esta columna le haya llevado al borde de la locura. Por otra parte, no sabía que mis comentarios eran perversos, por lo que le ofrezco mis sinceras disculpas tanto a usted como a su gato. Mi justificación es que, como dice Maquiavelo, hay que lidiar con el mundo como es, y no como quisiéramos que fuera. Y en esta era de la posverdad hay que considerar que no por emitir una opinión de manera agresiva y operística, o con autoridad o solemnidad, se consigue que ésta se acepte como verdad. 

Yo soy nostálgico como usted, y lamento en cierto sentido, como quizá usted también lo lamente, que el siglo XIX haya terminado hace 119 años. Sin embargo, lamento aún más que continúe la mentalidad decimonónica, que como bien sabemos incluye actitudes sociales premodernas (sexismo, racismo, moralismo religioso) que asimismo incluyen la insistencia de que hagamos arte bajo las convenciones estéticas de 1860 y usemos a Ingres como nuestro modelo. John Cage alguna vez escribió: «Mucha gente le teme a las ideas nuevas. Yo le tengo miedo a las viejas».

De cualquier manera, me temo que no hay Lucian Freuds, frases en francés, vacas en la tierra, insultos o pulgas que nos salven de la necesidad de vivir en el presente.

 

 

—El caballo de Troya de la identidad

Estimado Dr. Estético:

De qué manera podemos relacionar la cuestión identitaria con la visualidad sin caer en el mero análisis semiótico… ¿Cómo abordarlo desde el aspecto estético y plástico?

Gracias.

Angélica R.S.

Yucatán

Estimada Angélica:

El análisis semiótico se vuelve problemático cuando se utiliza como vía única de interpretación del arte, y no como una de muchas herramientas, y en particular cuando se ejerce partiendo de la suposición que una obra no es más que una colección de símbolos que debe de ser «traducida», como un libro es traducido de un idioma a otro.  Lo maravilloso y complejo del arte es que los referentes visuales que lo componen cambian de significado constantemente conforme pasa el tiempo y cambia nuestra sociedad, y elementos que antes estaban enterrados pueden surgir en otros momentos.

En cuanto al arte que aborda temas identitarios: debido a que las identidades colectivas se forman a través de imágenes referentes a experiencias comunes, es normal que un artista utilice estas como referentes para producir un discurso conectado con su comunidad. Un ejemplo es el arte chicano, que utiliza toda una iconografía vinculada con la cultura mexicana y la experiencia de vivir en Estados Unidos. Pero si bien los símbolos suelen ser inmediatamente reconocibles, es fácil también caer en clichés, haciendo obra que no trascienda el significado particular de esas imágenes. Pero hay estrategias conceptuales que buscan alterar el contexto familiar en el que uno encuentra ciertas imágenes, provocando así nuevas reflexiones e interpretaciones.

La clásica obra de Marcos Ramírez Erre, por ejemplo, un caballo de Troya con dos cabezas que armó para la frontera de Tijuana y San Diego durante InSite en 1997 (Toy An-Horse), jugaba explícitamente con un símbolo visual universal de la intrusión en un contexto político (la frontera), para desatar un debate en torno a la dualidad y fluidez del intercambio cultural.

Pablo Helguera, de la serie Artoons. Cortesía del artista.

 

—Obras por encargo

Entrañable Dr. Estético:

¿Qué debería tener el arte por encargo para no dejar de ser arte? 

Quedo atenta a tus valiosos comentarios

Saludos.

Ale

Estimada Ale:

El acto de encargarle a un artista que haga una obra no es en sí problemático. Se puede argumentar, por ejemplo, que los pintores de la corte, como Velázquez, trabajaban por encargo. Hay infinidad de ejemplos de obras valiosas, hechas en todo tipo de medios (edificios, obras de teatro, ballets, poemas, óperas como Don Giovanni, etcétera), que fueron hechas por encargo. Y es muy probable que descubrir ese hecho a posteriori no cambiaría significativamente nuestra percepción de dicha obra. Es claro, asimismo, que muchas obras hechas por artistas de renombre fueron efectivamente por encargo, y estos artistas las hicieron quizás más por necesidad o interés económico que por interés personal, pero eso no significa tampoco que estas obras no sean arte. Siqueiros pintó varios retratos de caballete por encargo. Es verdad que Siqueiros le daba menor énfasis a esas obras que a sus murales o a sus cuadros con temática política o social, consciente de que su lugar en la historia era más merecido por su trabajo público. Aún así, esos retratos no dejan de ser arte por el hecho de que una persona adinerada los encargó —siguen siendo obras de interés por varias razones, tanto por su carácter formal como por su técnica. Y por supuesto la mayoría de las obras públicas de los muralistas fueron hechas por encargo gubernamental.

Dr. Estético Octubre.

Pablo Helguera, de la serie Artoons. Cortesía del artista.

 

1 El entorno digital no es una plataforma óptima para hablar de arte, ni de muchas otras cosas, por varias razones. Una de ellas es que se presta al reduccionismo, con comentarios que suelen tener la forma de juicios de valor […] Pero el problema es que el arte nunca puede ser contenido en una sola definición, y mucho menos una fundamentada en principios estéticos del siglo XIX, que es lo que tienen en común la mayoría de estas críticas. Un ejemplo es el argumentar que la obra debe de representar algún tipo de «esfuerzo» por parte del artista. Este argumento no explica la diferencia entre esfuerzo físico y esfuerzo intelectual, ni cómo cuantificarlos. Bajo esta lógica, Einstein no merecía el premio Nobel porque cualquiera puede escribir la formula E=mc2 —lo cual no considera que escribir la fórmula es muy distinto al proceso que llevó a Einstein a concebirla.

2 Expresión francesa que incita a «poner los pies en la tierra».

Pablo Helguera

(Ciudad de México, 1971) es un artista mexicano radicado en Nueva York.  Su obra abarca el performance, la escritura, la gráfica, la pedagogía y el arte de interacción social.  Ha mostrado su obra en muchos museos y bienales a nivel internacional. Ha recibido las becas Guggenheim y Creative Capital, entre muchas otras; y ha publicado varios libros, incluyendo Education for Socially Engaged Art (Jorge Pinto Books Inc., 2011), el Manual de estilo del arte contemporáneo (Tumbona, 2005) y The Parable Conference (Jorge Pinto Books Inc, 2014). Desde 2007 es director de programación educativa del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

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Pablo Helguera, de la serie Artoons. Cortesía del artista.

Pablo Helguera, de la serie Artoons. Cortesía del artista.

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